viernes, 20 de enero de 2017

NO LLORES, MUJER


Se le fue apagando la mirada como un atardecer, aquellos ojos velados por el óxido del sufrimiento y la rabia. Devastada por la perdición del hijo, ya seca de lágrimas. Por eso, cuando él la recuerda, también rememora aquella canción de Bob Marley en la que llora una mujer. Y se acuerda de sus lágrimas, y de la noche en que la abrazó mientras susurraba esa melodía triste. Su padre dormía, pero ella nunca conciliaba el sueño hasta que escuchaba la puerta. Y aquella noche, como todas las demás, al oírlo se levantó.
Llevaba tres días perdido, y, cuando le vio la mirada, otra vez dilatada y arrasada por las drogas y el alcohol, empezó a llorar, con muchas lágrimas y un hipo entrecortado, como un estremecimiento palpitante. Entonces él fue consciente de su sufrimiento, y la abrazó. Luego le brotó un susurro de la garganta, el recuerdo de una canción que había oído esa noche: No, woman, no cry. Y ella, con los ojos encharcados levantó la cabeza y lo miró extrañada. Pero él persistió en su abrazo, y siguió susurrándole al oído la canción de Bob Marley, mientras la balanceaba, bien agarrada, como si estuvieran bailando al ritmo de aquella melodía triste. Por eso, cuando se acuerda de ella, a veces la canta. Para llorar mejor, con más ganas. 

Francisco de Paz Tante