viernes, 12 de abril de 2019

LA ONDINA DEL RÍO MUNDO


He viajado a Riópar, desde Alemania, para ver los restos que aún se conservan de la mina y de la fábrica donde trabajó mi bisabuelo Hubert. También he podido observar el río en el que habita la ondina de la que él hablaba en la última carta que envió a Hannover, a la familia.  
«La ondina que habita las aguas del río Mundo tiene los ojos verdes, siempre mojados. A veces me la encuentro, en los sueños, o palpitando en las brisas de la ribera, en estas aguas que alimentan los chorros crecidos desde el vientre de la montaña abierta, y luego ya mantienen un incesante eco de murmullos y rumores. Cuando las hojas de los fresnos cubran la ribera con el oro viejo de las hojas muertas, le echaré al agua corazones impregnados de otoño. Para que se los cuelgue en el pecho y se acuerde de mí», escribió Humberto en su última carta.
Después ya solo hubo silencio, y misterio. Por eso he venido a Riópar, para conocer su historia. Está en la memoria de un viejo que me habló de la leyenda de Humberto el metalúrgico y la ondina del río Mundo.