sábado, 5 de marzo de 2016

RETRATOS: UN CUENTO DE NAVIDAD

Asomado a la ventana, veía las luces de la Navidad. También veía cómo el viento dejaba sobre el cristal briznas de hierba seca y temblores de hojarasca. 
Él conocía bien los aires de diciembre, su recuerdo lo tenía incrustado en su memoria vieja, después de tantos años trabajando en el campo. Lo nuevo era aquel aliento frío y denso de la soledad, que no cesaba de crecer desde que sus hijos lo dejaron con aquellas monjas de Santa Casilda, y que ahora, al ver cómo palpitaban en la calle las luces de la Navidad, aún arreciaba más.
Por eso se había colocado sobre las piernas una caja de cartón, en la que empezó a escarbar, entre los retratos que allí guardaba, ya amarillos, como hojas muertas. Para no sentirse tan solo.
Francisco de Paz Tante